jueves, marzo 29, 2007

MAS SOBRE EDAD MEDIA


El Calendario de las faenas de Labranza

En la Edad Media tan sólo un diez por ciento de la población vivía en los pueblos. Los restantes eran, en su mayor parte, labradores que cultivaban las tierras de su señor feudal. El labrador tenía una pequeña parcela de terreno, una casa tosca con techumbre de bálago y el suelo de tierra, y tenía la dura obligación de trabajar y producir para un tercero....su señor. Todo su mundo , pueblo, castillo feudal, campo y bosques circundantes, alcanzaría a lo sumo unos cuatro o cinco kilómetros cuadrados. La vida del labrador estaba regida por las estaciones, circunstancia no muy lejana a la actual.
En otoño se sembraba el trigo y el centeno. En primavera otros cereales y legumbres. En verano recogían las dos cosechas. Entre estas dos etapas de agotador trabajo, se amontonaban muchas otras faenas de menos importancia. Las ganancias de su trabajo eran menguadas rápidamente, y casi no tenían tiempo de hacer alguna cosa que no fuese directamente para subsistir.
La primavera, en los castillos feudales, empezaba en cuanto las lluvias de la estación habían ablandado la tierra lo bastante para empezar a ararla. Los labradores sembraban sus parcelas, y las del señor con los productos cantados de la canción: " La avena, los guisantes, las alubias y la cebada crecen...". Además cada familia plantaba puerros, remolachas y coles en su huerto particular y apacentaba su ganado. Normalmente cerdos y gallinas. En abril cuando las vacas volvían a dar leche, la esposa del labrador estaba muy atareada haciendo mantequilla y quesos, y recogiendo los huevos que habían de entregarse al señor, al llegar la Pascua.
Por Semana Santa ya había terminado la siembre y, entonces la vida transcurría relativamente tranquila durante unas semanas. Acudía a la iglesia para asistir a las impresionantes ceremonias de Pascua y, poco después, celebraba otra festividad que denunciaba su origen pagano, el "Día de Mayo" con sus animados bailes y cantos. Pero con mayo también venían muchos otros quehaceres. Era época de reparar el granero, la casa, las herramientas de labranza..., los setos, las vallas. Para proteger a los rebaños de una nueva generación de alimañas, se adentraba en el bosque formando grupos de hombres armados para capturar y matar a los lobeznos, con veneno y trampas.


Cuando los hombres empiezan a separar el cardo de la espiga, en verano...Dios les ayude, y les dé larga vida.
Anónimo, Inglaterra.

En todas partes, las labores del campo aumentaban de medida que llegaba el calor. A principios de Junio, los viñadores de Francia y de Alemania tenían que cuidar sus viñedos. Los pastores ingleses y flamencos lavaban sus corderos y los esquilaban, bajo la mirada vigilante del mayordomo del señor. Había llegado el momento de sachar los campos, pero muchos se resistían a hacerlo por creer que los cardos cortados antes del veinticuatro de junio volvían a crecer tres veces.
El día de San Juan era el principio de los meses más fatigosos del año. Escribe un observador que " en ciertas regiones, los muchachos recogían huesoso y otros desperdicios y los quemaban y correteaban por los campos con los tizones encendidos para ahuyentar a los dragones. A la mañana siguiente comenzaba la cosecha del heno. Los campesinos trabajaban todo el mes de agosto, luchando contra la agotadora fatiga y el calor, pero hasta finales de setiembre no podían, por fin, reunirse para la esperada cena familiar con la que se celebraba la cosecha.


Sólo se una cosa: Gime el ciervo, cae la nieve, terminó el verano.
Anónimo, Irlanda.

El otoño era la estación destinada a almacenar provisiones y víveres para el invierno. El campesino guardaba las hortalizas de su pequeña huerta en el interior, recogía los frutos en general, y usando de su derecho, hacía acopio de leña en los bosques del castillo y sacudía los árboles para recoger bellotas y fabucos para alimentar a los cerdos. La recolección de cada cosecha seguía un proceso especial. El trigo se batía con un mayal de madera y se echaba a aire para aventar el grano y separarlo de la paja. En el mes de octubre, en Francia, se pisaba la uva en un lugar y el vino fermentado se guardaba en bocoyes. En noviembre, los flamencos tascaban los tallos secos del lino con una pesada agramadera para separar el leñoso meollo de la valiosa fibra, que se hilaba después para convertirla en un lienzo. El mes de la matanza, cuando se sacrificaban las reses, era el de octubre en algunos países y el de noviembre en otros.


Los doce días de Navidad con sus festividades, sus Oficios Divinos en la iglesia y sus festejos populares, colmaban el largo descanso. Siguiendo la tradición, el señor del castillo servía la gran comida navideña y todos sus campesinos estaban invitados. Probablemente se sacrificaba un cerdo que constituiría el plato principal del ágape y con la sangre se hacía budín. Después de comer los hombres se sentaban en el vestíbulo del castillo a hablar y beber....Al terminar el período de fiestas, la inclemencia del tiempo mermaba la actividad de los hombres, pero no el de las mujeres. Éstas cocinaban, tejían, confeccionaban trajes, y algunas de ellas iban a servir al señor en el castillo. Durante el mes de enero, poca cosa podía hacerse fuera de casa. Pero al llegar febrero, se preparaban los arados para la cercana primavera.

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